El Gobierno decidió aplicar retenciones sobre un activo (Vaca Muerta) que aún no exporta petróleo. Los derechos a la exportación terminan acentuando la baja del precio interno del petróleo, justo cuando las empresas deben decidir inversiones para 2019. Riesgo de ralentización. El gobierno revisa la situación.

El marcado retroceso del precio internacional del petróleo, que cayó hasta un 25% en los últimos 60 días, amenaza con afectar la inversión en Vaca Muerta, uno de los pocos, tal vez el único, activo que mantiene el interés de los inversores internacionales en una economía argentina signada por la recesión. Sucede que, si bien el descenso del precio del barril es un fenómeno que afecta a las petroleras a nivel global, en el país el impacto es todavía mayor por la aplicación de derechos a la exportación de crudo, reestablecidos por el Decreto 793 de septiembre de este año.

La normativa estableció una retención de $ 4 por cada dólar exportado para el caso de bienes primarios. Con la cotización del tipo de cambio ($ 38,50, según el cierre de ayer del Banco Nación), la medida acarrea una impuesto del 10,5% sobre el petróleo exportado. El Brent cotiza apenas por arriba de los 60 dólares, por lo que el precio interno del petróleo neto de retenciones se ubica por debajo de los 55 dólares. O eso es, al menos, lo que pretenden pagar las empresas refinadoras, con YPF, Shell, Axion y Trafigura a la cabeza.

El problema es que, con ese precio, la explotación de las áreas petrólíferas de Vaca Muerta que están por ingresar en fase de desarrollo no está garantizada. Al contrario, varias empresas están reevaluando sus planes y podrían ralentizar inversiones en el play porque, con un precio inferior a los 55 dólares, los proyectos están cerca de perforar los niveles de factibilidad económica. No alcanzan a cubrir el punto de break even, menos en un país donde el costo del financiamiento se mide en dos dígitos.

El problema es serio y afecta a grandes jugadores internacionales como Chevron, Shell y ExxonMobil, así como también a otras compañías como Petronas, la china Sinopec, Pluspetrol, Tecpetrol y Vista Oil & Gas, entre otras, todas ellas con desarrollos de shale oil (petróleo de arcillas) en marcha.

La primera plana del Ejecutivo ya está en autos. En los últimos días se concretaron distintas reunions con funcionarios de gobierno para plantear la seriedad del problema. Si en 2018 despuntó la inversión en shale gas (con el icónico desarrollo de Fortín de Piedra a manos de Tecpetrol como emblema), la Secretaría de Energía, que dirige Javier Iguacel, espera que en 2019 la mayoría de los desarrollos de Vaca Muerta se concentren en campos de crudo. La caída del precio del petróleo y la aplicación de retenciones que agudiza esa tendencia a la baja comprometen ese pronóstico. Algunas petroleras incluso ya tomaron la decisión de demorar el ingresos de nuevos equipos de perforación hasta tener más claro el panorama en materia de precios, según constató EconoJournal a través de un relevamiento entre las empresas del sector.

Estrategia al revés
Lo llamativo es que el Gobierno decidió aplicar retenciones sobre un activo (Vaca Muerta) que aún no exporta petróleo. En términos fiscales, el aporte del petróleo de Vaca Muerta es nulo. Pero aún así, el gobierno decidió establecer un impuesto que, en la práctica, lo que hace es acentuar la caída del precio del petróleo. Difícil entender la estrategia de la Casa Rosada. El timing tampoco ayuda. El último bimestre suele ser el momento en que las empresas terminan de pulir su capex para el año próximo. El managment local de empresas major como Shell, que tiene en carpeta un ambicioso proyecto de shale oil en las áreas Sierras Blancas, Cruz de Lorena y Coirón Amargo, están defendiendo por estos días la conveniencia de sus proyectos en Vaca Muerta frente a otros ubicados en otros puntos del planeta que también pelean por la aprobación ante el board global .