Se resquebraja el tejido operativo del sector: la operadora de Bandera empezó a cancelar contratos de equipos de perforación, al comunicar la cancelación de servicios a proveedoras de los mismos.

Las empresas productoras de hidrocarburos empezaron a comunicar formalmente a distintas compañías de servicios la cancelación de los contratos de equipos de perforación que estaban en actividad hasta antes de la pandemia. Así se desprende de un relevamiento realizado por EconoJournal.

Era previsible. Por efecto del aislamiento obligatorio, la demanda de crudo y combustibles cayó entre un 35% y un 45% en abril y mayo. Y las perspectivas para adelante son inciertas. Está claro que llevará meses recuperar el nivel de perforación anterior a la pesificación de los precios del crudo decretado por el gobierno de Mauricio Macri en agosto del año pasado. Esa decisión marcó un punto de quiebre en el sector. La expansión del Covid-19 terminó eclosionar un escenario que ya estaba resquebrajado.

En ese contexto, algunas petroleras enviaron esta semana una comunicación oficial a sus contratistas para cancelar los contratos de equipos torre y otros servicios petroleros. Es parte de un sinceramiento de una realidad compleja que comienza a desbordar los genuinos intentos de control de los líderes políticos, empresariales, políticos y sindicales.

YPF, por ejemplo, envío una orden de servicios a San Antonio Internacional, el principal proveedor de teladros de perforación del país, para desafectar la contratación de 18 equipos torre que están distribuidos en distintas provincias. Cuatro de esas unidades están emplazados en campos de la mayor petrolera del mercado en Santa Cruz (dos workover y dos perforadores). Otros dos están asignados a yacimientos de Santa Cruz,. La mayoría restante están radicados en Neuquén, donde se sentirá con mayor impacto la decisión. YPF está trabajando en el rediseño de sus operaciones para adaptarse a la nueva realidad.

El vicepresidente de Servicios, Carlos Alfonsi, un histórico de YPF con amplia experiencia en el manejo político de estas situaciones, es quien está a cargo de esa iniciativa. La comunicación a San Antonio, que es controlada por el fondo Lone Star, fue sin aviso y en la empresa no la esperaban. La decisión obligará a definir el futuro de unos 500 operarios que estaban asignados a esos equipos. Otras petroleras están comunicando desafectaciones similares a las que comunicó YPF.

Efecto cascada

El resquebrajamiento del tejido operativo y financiero de las empresas de servicios provocó efectos secundarios impensados. El Banco Santander, uno de los de mayor presencia en la Argentina, instrumentó esta semana una jugada poca ortodoxa. Envió a una operadora una carta documento en la desgrana la siguiente situación: explica que el Santander otorgó un préstamo a una empresa de servicios que hoy está en mora en la cancelación de ese compromiso, por lo que le pide a la petrolera que directamente redireccione hacia el banco los pagos que en origen estaban destinados a la empresa de servicios. Difícil que el planteo funcione, sobre todo porque no cuenta con el respaldo de otras entidades como el BBVA y el Banco Ciudad que no respaldan el proceder del Santander. Pero deja en evidencia la desesperación que se vive en el sector.